viernes, 21 de septiembre de 2012

Sobre mi amor por El Señor de los Anillos


Vi El Señor de los Anillos por primera vez en el cine cuando se estrenó “La Comunidad del Anillo”. Mi primo me había puesto un par de veces antes la película de animacion, la del 78, pero no la entendía. De aquella tenía nueve años.
He de decir que casi no la recuerdo. Lo único que recuerdo es haber cerrado los ojos cuando Aragorn mata al jefe de los Uruk’hai al final. Me parecía una escena terriblemente sangrienta (quien me vea ahora… (:  ) y creo que tuve pesadillas esa noche. En cualquier caso, recuerdo haber visto esa escena otra vez en casa de mi abuela, cuando mi tío llevó el VHS donde la tenía, y me gustó mucho más. Sólo recuerdo vagamente la escena de Frodo huyendo de Boromir (escena que ahora adoro, por cierto), y me gustó tanto que quise ver la segunda.
No recuerdo, sinceramente, si Las Dos Torres la vi en el cine o en casa, la verdad. Sólo recuerdo que, cuando terminó, me obsesioné tanto que no pude evitar querer leerme el libro, porque no podía esperar a la tercera película. Y así, una niña de 11 años se leyó la trilogía entera de “El Señor de los Anillos” el verano de 2003.
He de decir que no entendí demasiado, y que me pareció sinceramente aburrido. No tenía bromas en absoluto, y a pesar de ello, no fui capaz de despegarme de él. Volví a leerlo una vez más a los 14, y ahora pretendo releerlo, y por lo poco que he visto, esta vez si entiendo las bromas (y puedo asegurar que fue todo un shock para mí :) ) 
Habiéndome leído el libro, volví a verme las dos películas que habían salido antes del estreno del Retorno del Rey. Eché de menos a Tom Bombadil, y sí que recuerdo que la escena de los túmulos me había hecho mucha gracia. A pesar de que ahora era consciente de las diferencias entre las películas y el libro (cosa por la que a mi primo no le acaban de convencer), seguí adorandolas, aún siendo capaz de criticarlas (Frodo era un señor de 50 años y rubio! Y no tan llorica, debo añadir).
Y finalmente, se estrenó El Retorno del Rey. Fui a verla dos veces, una con mis tías y otra con mis padres. Y ambas veces acabé llorando. Aún lo hago, sobre todo con la canción de Annie Lenox de los créditos (y de aquella ni siquiera la entendía). Una niña de 11 años lloró con El Retorno del Rey.
Salió en DVD y mi padre me la compró prácticamente el mismo día. Y también la OST de La Comunidad del Anillo, CD que guardo con especial cariño. Me ponía “Concerning Hobbits” todas las noches para dormir, aunque no había escuchado la canción entera nunca. Ahora mismo la estoy escuchando y tengo lágrimas en los ojos :’)
Vi las películas millones de veces hasta enterarme de que había versiones extendidas. Me había aprendido los diálogos y todo (puedo recitar de memoria el monólogo de Galadriel al principio, y el de Sam al final de Las Dos Torres si se me pone la película). Así que, hace tres años, las vi en sesión maratoniana con mis amigas. Y fue una de las cosas más épicas que he hecho en mi vida (dato curioso: Me sé tan de memoria las no extendidas que fui capaz de señalarle a una de ellas las escenas extendidas xD)
Antes de eso, había leído El Hobbit un par de veces. Comparativamente con ESDLA, se me hizo mucho más entretenido y sencillo, aunque también es cierto que ese era su propósito desde el principio: Era un cuento para niños. También he de decir que en su momento no superé la prueba de El Silmarillión, aunque lo intenté. Aún no me atrevo a volver a intentarlo.
(Nota: Estoy escuchando la OST de La Comunidad del Anillo mientras escribo esto y, aunque es sólo lo instrumental, puedo decir sin lugar a dudas a qué escena pertenece cada melodía. Incluso oigo los gritos de Gollum…)
Desde antes de que hubiese rumores yo quería una película de El Hobbit. Cuando por fin lo dijeron, no pude caber en mí de gozo. Y la emoción que siento ahora con los trailers no es comprarable a ninguna otra cosa que haya sentido en mi vida. Ni siquiera cuando me admitieron en la universidad.
Puedo decir sin exagerar que ESDLA cambió mi vida. Siempre fui una niña imaginativa, pero ESDLA fue quien me introdujo en el mundo de la literatura de fantasía, y como escritora, es el género al que quiero dedicarme. Las novelas en las que llevo trabajando toda la vida surgieron por mi inmenso amor a ESDLA. Las he ido puliendo, mezclando con otras sagas, con el paso de los años, pero las influencias de ESDLA siempre estarán ahí, aunque sólo yo pueda verlas.
Gracias a ESDLA descubrí mi gran pasión y el sueño último de mi vida: escribir aventuras fantásticas. Gracias a ESDLA me introduje en la fantasía, y por su culpa deseo con todo mi corazón vivir una. Sí, también se debe a muchas otras sagas del género, como Dragonlance o la saga del Elfo Oscuro, pero en mi caso, al igual que con el género en general, el origen estuvo en Tolkien.
Os puedo asegurar que ahora mismo, mientras escribo esto, tengo un nudo en la garganta y lágrimas en los ojos. Hace menos de una hora estuve llorando de emoción al escuchar un cover en piano de “Concerning Hobbits”. Me paso con el primer, el segundo y los finales alternativos del trailer de El Hobbit, y ahora que me estoy volviendo a ver La Comunidad del Anillo, volverá a pasarme.
ESDLA fue el primer fandom en el que estuve nunca. Jamás salí de él. Lo utilizo como referencia más allá del típico “Mi tessssoro”. Estos diez años hasta el estreno del Hobbit han sido largos, pero han merecido la pena. Ahora el fandom está más unido que nunca, y la verdad, no sé qué hubiese sido de mí si Peter Jackson no hubiese decidido hacer las películas. Hubiese perdido una de las cosas que más amo: La magia. Porque la magia existe, aunque no podamos verla. Puede que ya no haya ancianos con cayados que saquen a hobbits de sus agujeros-hobbit para llevarles de aventuras con un grupo de trece enanos locos, ni elfos que cuiden los bosques, pero la magia existe. Está en todos aquellos que soñamos con aventuras, con matar dragones. . Está en aquellos que escribimos, está en aquellos que dibujan, está en aquellos que componen fantásticas melodías. Está en todos aquellos que sueñan.
Si jamás hubiese descubierto ESDLA, jamás me hubiese convertido en maga.
Y ese es un pensamiento alentador.

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